Hoy nos llega la siguiente noticia: «El Congreso aprueba por unanimidad la propuesta de Ponle Freno para que la Educación Vial sea asignatura obligatoria«.
¿Sabrán que la educación vial aparece como objetivo de etapa educativa? ¿Entienden que la clave está en mimar la formación continua y desde los docentes? ¿Será una educación vial para una movilidad sostenible? ¿La solución es una educación a la infancia y/o hacer respetar a los adultos unas normas en las que no se abuse del coche? ¿Se entenderán los centros educativos como promotores de un cambio en el barrio?
Tememos se disfrace a la educación vial como un entrenamiento para la autoprotección y entender la infancia como conductores precoces de vehículos motorizados. La educación es cambio, la transmisión es instrucción y la prevención pasiva un negocio.
¿Será una asignatura para entender la necesidad de la participación de la infancia y aumentar la confianza en la infancia? La asignatura pendiente obligatoria sigue estando en la puerta de los centros ¿educativos?
¿Seguiremos en una sociedad en la que se puede estudiar fútbol pero no se puede jugar a la pelota?
El temor está bien fundado: se busca hacer de los niños conductores precoces. El entrenamiento para la autoprotección de la infancia no tiene relación alguna con la movilidad infantil, sino que su único objetivo es evitar que los futuros conductores tengan accidentes.
La campaña de Ponle freno no deja lugar a dudas: «lo que pretendemos con la educación vial obligatoria en las escuelas es que los alumnos adquieran una aptitud ante la seguridad vial. Que cobren conciencia de las causas de los accidentes y que adquieran hábitos que sin ninguna duda incrementarán la prevención de futuros accidentes de tráfico.»