Caminar es la primera cosa que un niño quiere hacer
y la última a la que una persona mayor desea renunciar.
Caminar es el ejercicio que no necesita tener gimnasio.
Es la prescripción sin medicina, el control de peso sin dieta, y el cosmético que no se compra en una farmacia.
Es el tranquilizante sin pastillas, la terapia sin un psicoanalista, y el ocio que no cuesta un céntimo.
Y además, no contamina, consume pocos recursos naturales y es altamente eficiente.
Caminar es conveniente, no necesita equipamiento especial, es auto-regulable e intrínsicamente seguro.
Caminar es tan natural como respirar.
John Butcher (1999). I Congreso sobre Caminar