«Una ciudad en la que no juegan los niños en la calle es una ciudad enferma». Melilla está enferma. Un artículo en prensa reflexiona sobre esta situación: «Los niños reivindican la calle«.
Hay padres, abuelos… que ven como en la calle no pueden jugar los niños como lo hicieron hace años. Un buen ejemplo en Melilla son barrios como el Real, Calvo Sotelo, etc.Los coches se han convertido en los dueños de estos espacios con aparcamientos, incluso en la acera, pasando por viales donde el coche tiene la prioridad y pasan a velocidades que desaniman a los tutores a dar responsabilidad y libertad a los niños.
Ya lo advierte el pedagogo italiano Francesco Tonucci, creador del proyecto «La Ciudad de los Niños«: «Los niños han perdido la calle». En diferentes ciudades del mundo se está trabajando en esta línea con diferentes propuestas:
Denuncian que los políticos solventan este problema incrimentando la vigilancia con personal de seguridad, cámaras, etc. Son detractores de los parques infantiles porque «apartan a los niños de la calle».
El proyecto «La Ciudad de los Niños» fomentan la autonomía infantil con los caminos escolares, una iniciativa muy extendida en España que consiste en avisar a vecinos y comerciantes (en lugar de policías) de que, durante ciertas horas del día, pasaran grupos de niños solos que van al colegio o vuelven a casa.
«Los padres asumen que la ciudad no permite que sus hijos vayan solos por la calle», denuncia Tonucci, que propone que «la sociedad, y no tanto los políticos, se preocupen de que los niños puedan salir de casa sin tener continuamente un control directo sobre lo que hacen».