León se encuentra a las puertas de recibir el Premio Europeo de la Movilidad. Un proceso selectivo en el que han participado 2.181 ciudades y en el que finalmente competirá contra Gavle (Suecia) e Ivanic Grand (Croacia). El galardón lo otorga la Unión Europea y se fallará el próximo 23 de marzo.
Por otro lado, el ayuntamiento se está planteando la construcción de una planta de transformación de biomasa que le permitirá aprovechar los restos de la poda en combustibles para la caldera de la calefacción. El Premio Europeo de la Movilidad se concede en base a la gestión de la Semana Europea de la Movilidad y a los proyectos desarrollados que fomenten la movilidad sostenible y la apaciguación del tráfico en las ciudades.
La estrategia de León ha sido conceder menos espacio para los coches y más para las bicicletas. Han hecho crecer los carriles bici, pero los combinan con las Zonas 30, espacios y calles en los que está prohibido circular por encima de esa velocidad. El ayuntamiento también se está planteando Zonas 10, donde pueden compartir el espacio peatones y bicicletas. Debajo, el plano propuesto por el concejal de urbanismo.
El ayuntamiento plantea el futuro de la movilidad en la ciudad en base a un transporte más verde que incluye la creación del tranvía, los citados carriles bici e incluso la creación de las primeras gasolineras eléctricas, gasolineras cuya implantación también ha sido solicitadas por Valladolid y Palencia. En marzo aprovecharán para presentar su Plan de Movilidad.
Siguiendo con tinta verde, el ayuntamiento está investigando la forma de aprovechar más de 1.500 toneladas de biomasa, transformándola en compost y en combustible (pelets) para autoconsumo. La experiencia se está llevando a cabo con el aval del Ente Regional de Energía (Eren) y del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat).
Si los resultados (a un año vista) son los esperados, construirán una planta de transformación de residuos de biomasa que les permitirá ahorrar el coste que supone el traslado de estos restos vegetales al Centro de Tratamiento de Residuos (que supone el pago de un canon de 50 euros por metro cúbico de desperdicios de la poda) y disfrutar de un combustible limpio y renovable para la caldera de su sistema de calefacción. La inversión se estima entre 300.000 y 500.000 €.